Trolls center del Gobierno de Javier Milei, doxeo y publicaciones de datos personales: ¿El lado oscuro de la batalla digital?

En las ultimas horas se filtró el numero de telefono de Sebastián Pareja, el principal armador de la libertad avanza en la provinicia de Buenos Aires.

En el fervor de la política digital, la figura de los trolls y el doxeo se han convertido en un tema recurrente, especialmente en el contexto del movimientolibertario. Estos fenómenos, que exceden el debate y la confrontación de ideas, han escalado a la publicación de datos personales y a ataques directos que encienden las alarmas sobre los límites de la libertad de expresión en el entorno online.

El doxeo, que consiste en la recopilación y publicación de información personal de una persona sin su consentimiento, es una práctica ilegal que no solo viola el derecho a la privacidad, sino que también pone en riesgo la seguridad física y psicológica de las víctimas.

La guerra digital del ‘doxeo’: cuando el debate político se convierte en un ataque personal

La política argentina ha ingresado de lleno en una nueva era, una donde la confrontación ideológica y el debate público no se limitan a los medios tradicionales, sino que se libran con una ferocidad sin precedentes en las redes sociales. En este escenario, la figura del troll, la publicación de datos personales (doxeo) y el hostigamiento digital se han convertido en herramientas recurrentes, especialmente en el entorno de los defensores de Javier Milei. Lo que comenzó como un fenómeno de militancia online ha escalado a la vulneración de la intimidad y ataques a personas vulnerables, suscitando una alarma general sobre los límites de la libertad de expresión.

El ataque a Ian, el niño con autismo: una línea cruzada

Uno de los episodios más crudos y ampliamente repudiados fue el ataque dirigido a Ian Moche, un niño con autismo cuyo único «pecado» fue aparecer en un video de su madre manifestando su desacuerdo con las políticas del gobierno. Tras la publicación del video, una horda de presuntos trolls, identificados con el espacio libertario, se volcó a las redes para hostigarlo. El ataque no se detuvo en las burlas, sino que escaló a la publicación de datos sensibles del menor, como su nombre completo y su escuela, una práctica conocida como «doxeo».

El propio presidente en su red social X, lo acusó de ser parte de una operación «ultra kirchnerista», lo que llevo a la familia a presentar una Acción de Amparo para que borre dicha publicación.

En su defensa, Milei sostuvo que el reposteo fue una “expresión crítica” sobre el periodista Paulino Rodríguez y que Ian fue “instrumentalizado con fines ideológicos”. También negó que el contenido haya constituido una agresión al honor o integridad del niño, y apeló a la libertad de expresión como escudo legal.

La agresión generó una ola de indignación que superó las divisiones políticas. Voces de la oposición y del oficialismo, incluyendo a figuras del propio partido de gobierno, repudiaron enérgicamente el ataque, señalándolo como un acto de crueldad inaceptable.

Unos de los trolls predilectos del gobierno, Daniel Parisini, conocido por su seudónimo en redes sociales como Gordo Dan, sostuvo que Ian Moche no sufre de autismo y que es victima de violencia de parte de su madre.

El caso de Ian puso en evidencia la toxicidad que puede alcanzar la batalla digital, donde la vulnerabilidad de un niño se utilizó como arma política.

El «Gordo Dan» y el ataque a Luis Juez: cuando el odio no tiene límites

El legislador cordobés Luis Juez también se convirtió en blanco de un ataque sin precedentes. Luego de manifestar críticas al gobierno, el tuitero conocido como «Gordo Dan», una de las figuras más activas y agresivas en la defensa del oficialismo en redes, lanzó una serie de mensajes denigrantes contra Juez y, de manera particular, contra su hija, Milagros, quien padece una parálisis cerebral.

El «Gordo Dan» publicó información falsa y ofensiva sobre la vida privada de Juez, utilizando la discapacidad de su hija para denostarlo. El posteo generó un repudio masivo, incluso llevando al jefe de Gabinete a pedir disculpas públicas a Luis Juez en nombre del gobierno. La agresión, considerada por muchos como uno de los puntos más bajos de la política digital argentina, demostró que para algunos, no existen líneas rojas. El dolor de una familia se convirtió en material para una operación de hostigamiento.

El caso de la joven que se burló de los despedidos de la AFIP

En otro incidente que encendió la polémica, una joven libertaria conocida como «Marilú» se hizo viral por un video en el que, en tono de burla, se mofaba de los despidos masivos en la AFIP. Con un mensaje de desprecio hacia los trabajadores afectados, el video fue ampliamente difundido por las cuentas de la militancia libertaria.

Aunque este caso no incluyó doxeo, ejemplificó una táctica recurrente: el uso de la deshumanización y la burla como forma de propaganda digital. El video generó una fuerte reacción en contra, con críticas que señalaban la falta de empatía y la crueldad de la joven, evidenciando una desconexión entre la militancia digital y la realidad de miles de familias afectadas por las medidas económicas y los despidos de trabajadores de la administracion publica.

Fernando Cerimedo, un estratega digital

La figura más relevante y controversial es la de Fernando Cerimedo, un estratega digital y empresario de medios que ha trabajado tanto en la campaña de Javier Milei como en la de Jair Bolsonaro en Brasil. Cerimedo es abiertamente reconocido por su enfoque en «campañas negativas» y por el uso de granjas de trolls y herramientas de inteligencia artificial para influenciar el debate en redes.

Es conocido públicamente como el director y fundador de La Derecha Diario. Él mismo ha reconocido su rol en la creación y dirección de este medio digital, que ha servido como un «house organ» o principal órgano de difusión para la agenda del gobierno de Javier Milei y el movimiento liberal-libertario.

Acusaciones de «milicias digitales» y un caso transnacional

El rol de Cerimedo como estratega digital ha ido más allá de las fronteras de Argentina. Su participación en la campaña de Jair Bolsonaro en Brasil y su posterior investigación por la Justicia brasileña por su presunta vinculación con un intento de golpe de Estado lo colocan en el centro de una polémica internacional. La Policía Federal de Brasil lo investiga por su supuesta conexión con las «milicias digitales» que operaron para desestabilizar la democracia y desinformar sobre el resultado electoral que dio la victoria a Lula da Silva.

Aunque Cerimedo niega las acusaciones, afirmando que se trata de una «persecución política», la investigación brasileña lo señala por coordinar la difusión de noticias falsas y sembrar dudas sobre el sistema electoral. Este caso ha puesto de relieve cómo las tácticas digitales de Cerimedo no solo son un fenómeno local, sino que forman parte de una estrategia más amplia y transnacional de la derecha en Latinoamérica.

En conclusión, la batalla digital de los trolls y el doxeo ha superado el ámbito de la confrontación política para convertirse en una práctica que amenaza la integridad de las personas, vulnera su privacidad y corrompe el debate público. Los casos de Ian, Luis Juez y otros ataques personales demuestran que, en el fervor del activismo online, se han perdido los límites del respeto y la moral. El rol de figuras como Fernando Cerimedo, con sus antecedentes en operaciones de desinformación a nivel continental, eleva la preocupación a un nuevo nivel, sugiriendo que detrás de estos ataques no solo hay militancia espontánea, sino una estrategia coordinada con fines más amplios.