La cumbre del G20, celebrada en Río de Janeiro bajo la presidencia de Brasil, comenzó con un fuerte llamado del presidente Luiz Inácio Lula da Silva a reformar la gobernanza global y a implementar un impuesto para los supermillonarios como medida para combatir la desigualdad y fomentar la paz mundial.
Reforma de la gobernanza global
En su discurso, Lula criticó la estructura actual del Consejo de Seguridad de la ONU, compuesto por cinco miembros permanentes con poder de veto (EE. UU., Rusia, China, Francia y Reino Unido), calificando su omisión como una amenaza a la paz internacional.
“El Consejo de Seguridad, en su forma actual, ha fallado en garantizar la seguridad global. Necesitamos incluir a países emergentes, como Brasil, para que la gobernanza global sea verdaderamente representativa”, sostuvo Lula.
El presidente destacó que este año el G20 dio un paso importante al llevar a la ONU un llamado a la acción respaldado por 40 países, aunque subrayó que esto es solo el inicio de un proceso más profundo.
Críticas a las guerras y sanciones internacionales
Lula condenó las invasiones de Ucrania y de la Franja de Gaza, al tiempo que criticó las sanciones unilaterales que, según él, generan sufrimiento en las poblaciones más vulnerables. “Desde Irak hasta Ucrania, desde Bosnia hasta Gaza, hemos visto cómo se subvierten los principios de soberanía y los derechos humanos”.

El mandatario también alertó sobre las desigualdades económicas y su impacto en la estabilidad global:
“La globalización neoliberal ha fracasado. La desigualdad alimenta el odio, el extremismo y amenaza la democracia. No podemos resignarnos a un mundo gobernado por disputas hegemónicas”, declaró.
Propuesta de impuesto a los supermillonarios
Una de las iniciativas más destacadas de Lula fue la propuesta de un impuesto global a los supermillonarios. Según el mandatario, esta medida podría generar recursos para combatir el hambre y las desigualdades sociales, temas que considera prioritarios para la agenda del G20.
Conflictos en la agenda
Aunque Brasil buscó centrar la cumbre en temas como la lucha contra el hambre, las tensiones internacionales, especialmente la guerra en Ucrania, dominaron las discusiones. Líderes europeos insistieron en priorizar las consecuencias de los ataques rusos, mientras que Vladimir Putin, presidente de Rusia, no asistió a la reunión debido a la orden de arresto internacional en su contra por crímenes de guerra.
Un llamado a la responsabilidad colectiva
Lula cerró su discurso con un mensaje contundente: “No estamos condenados al enfrentamiento ni a la resignación. Cambiar el rumbo de la humanidad es nuestra responsabilidad”.
La cumbre del G20 en Río de Janeiro deja en claro la urgencia de abordar desafíos globales desde una perspectiva más inclusiva, pero también evidencia las tensiones entre las prioridades de las grandes potencias y las necesidades de los países emergentes.
fuente: Clarín