Guillermo Manzano, a cargo de la medición de pobreza y empleo, y Georgina Giglio, directora de Precios al Consumidor, presentaron sus renuncias en menos de 24 horas. La salida de ambos funcionarios genera un gran revuelo político y reabre el debate sobre la independencia del organismo estadístico.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) vive un momento de alta tensión tras la sorpresiva renuncia de dos de sus directores más importantes: Guillermo Manzano y Georgina Giglio. Las dimisiones se producen en un contexto de demoras en la aplicación de nuevas metodologías de medición, lo que ha levantado sospechas y cuestionamientos sobre la política del organismo en la era del gobierno de Javier Milei.
La renuncia de Guillermo Manzano, quien dirigía el área de Estadísticas de Condiciones de Vida, es la que más ruido ha generado. Aunque oficialmente se mencionan «diferencias de criterios y formas sobre la gestión de equipos», fuentes cercanas al organismo señalan que la salida se produjo luego de una fuerte discusión con el director general del INDEC, Marco Lavagna. Manzano tenía bajo su responsabilidad la medición de la pobreza y el empleo, dos de los indicadores más sensibles en la actual coyuntura económica. Su salida se da en un momento en que el organismo demora la aplicación de la nueva metodología para medir la pobreza.
Por su parte, la renuncia de Georgina Giglio, directora de Índices de Precios de Consumo (IPC), se habría dado por «cuestiones personales», según la versión oficial. Giglio será reemplazada por Josefina Rim, una economista que ya había ocupado el mismo cargo entre 2017 y 2020. Al igual que con la medición de la pobreza, el INDEC ha postergado la actualización del índice de precios, lo que también genera preocupación en el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Las salidas de ambos funcionarios han sido interpretadas por la oposición y algunos analistas como una muestra de la «violencia discursiva» y las presiones que ejerce el gobierno libertario sobre el organismo. La falta de actualización de estadísticas clave, como el IPC, y la nueva metodología para medir la pobreza, ha sido señalada como un intento de manipular los datos para mostrar una realidad económica distinta a la que se vive en las calles. La prensa ha intentado obtener una respuesta por parte de las autoridades del INDEC, que hasta el momento han evitado dar explicaciones sobre la situación.
La salida de estos dos funcionarios clave pone de manifiesto una profunda crisis interna en el INDEC y reaviva el debate sobre la autonomía y la independencia del organismo, un tema que ha generado controversia en la política argentina durante décadas.
