La decisión judicial que ordenó frenar la difusión de los audios atribuidos a Karina Milei, que comprometen al Gobierno en presuntas maniobras de corrupción, sumó un nuevo capítulo de tensión política y mediática. Esta vez, el desafío no provino de la prensa local sino del otro lado del Río de la Plata: la emisora uruguaya M24 anunció que difundirá el material en su programación, escapando así al alcance de la medida cautelar dictada en Argentina.
La jugada hizo recordar de inmediato los años más duros de la censura durante la última dictadura militar, cuando Radio Colonia, desde Uruguay, se convirtió en la voz informativa que sorteaba los controles del gobierno de facto.
El fallo y la polémica
El juez Civil y Comercial Federal Alejandro Patricio Maraniello ordenó el “cese inmediato” de la difusión de los audios, a pedido del Gobierno nacional. La medida fue impulsada por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien incluso quedó expuesta en televisión al ser desmentida en vivo respecto de un pedido de allanamiento a periodistas.
La decisión judicial despertó cuestionamientos no solo por su carácter de censura previa, sino también porque el magistrado acumula denuncias por acoso sexual, laboral, violencia de género y abuso de poder, lo que incrementa la desconfianza sobre su actuación en el caso.
El anuncio desde Montevideo
Lejos de retroceder, la radio M24 promocionó en redes sociales que este martes, en el programa La Tapadita del periodista Eduardo Preve, se emitirán los audios que un juez argentino intentó silenciar.
“Audiogate Argentina. En Argentina ordenaron el cese de la difusión de los audios que involucran al gobierno de Milei en una presunta red de sobornos con medicamentos. Mañana te vamos a pasar los últimos audios”, adelantó la emisora.
Al tratarse de una radio extranjera, la orden judicial no tiene efecto y el contenido podrá escucharse no solo en Montevideo y Maldonado por FM, sino en cualquier parte del mundo vía web y YouTube.
Reacciones y consecuencias
El anuncio de la emisora uruguaya coloca al Gobierno en una situación incómoda y abre un frente internacional. El intento de frenar la difusión terminó por generar el efecto contrario: amplificar la expectativa y reavivar los cuestionamientos a la administración libertaria.
La medida cautelar, lejos de apagar la polémica, alimentó comparaciones con regímenes autoritarios como el de Nicolás Maduro en Venezuela y desató críticas por priorizar el ataque a la prensa antes que investigar el trasfondo de los supuestos sobornos.
En el trasfondo, también se expone la interna en la Casa Rosada: el enfrentamiento entre Karina Milei y Santiago Caputo es señalado como el detonante de una estrategia política que, en lugar de contener el conflicto, terminó por internacionalizarlo.